Toda herencia se divide en tres partes, una que se denomina legítima, otra se denomina mejora y otra de libre disposición.
La legítima es la parte de la herencia que si quieres hacer un testamento no puedes hacer lo que quieras con ella, porque esa parte debes dejársela a tus herederos forzosos, salvo que hayas pensado en que no formen parte de tu herencia (desheredarlos). Por ejemplo, el padre o la madre debe respetar y dejar la legítima obligatoriamente a sus hijos.
La parte de la herencia que se denomina el tercio de mejora, la puedes utilizar para aumentar la herencia de uno de tus herederos forzosos. Por ejemplo, un padre con tres hijos, quiere que uno de ellos tenga una parte mayor de la herencia y le deja, además de la legítima, el tercio de mejora, pero sólo a él, no a los otros dos que sólo tendrían la parte que les corresponde del tercio de la legítima.
Sólo con la tercera parte de la herencia, que se llama tercio de libre disposición, podrás hacer con ella lo que quieras en tu testamento. Podrás dejársela a la persona o personas que quieras.